La escritora Megan Maxwell anunció hace unas semanas por sus redes sociales que para finales de este año se publicará su próxima novela, titulada ¿A qué estás esperando?.
De momento, tendremos que esperar para conocer la fecha concreta de publicación y su sinopsis, aunque si que hemos podido conocer ya su portada, la cual sigue la línea de sus anteriores publicaciones y de la que la propia autora ha comentado que le parece preciosa.
La novela saldrá a la venta de la mano de la editorial Esencia al igual que sus historias anteriores, y pese a desconocer aún su sinopsis, la autora sí que ha adelantado que el personaje principal está inspirado en el actor y modelo turco Can Yaman. La propia Megan Maxwell ha comentado que le encantaría que fuera él también el protagonista en el caso de que su novela se adaptara al cine o a la televisión.
La autora, con más de 40 novelas publicadas y más de 2 millones de libros vendidos en España de diferentes géneros como la comedia romántica, erótica, contemporánea, medieval o time travel, estuvo escribiendo esta novela durante el periodo de confinamiento, y tan sólo tendremos que esperar unos meses para disfrutarla.
Mientras esperamos a que llegue ese momento, os dejamos la sinopsis de su última novela titulada ¿Quién eres?, publicada el pasado 9 de junio:
Martina es profesora y se resiste a tener que comunicarse con las personas a través de una pantalla, algo que se está poniendo muy de moda en la España de los noventa. Los chats atraen a todo el mundo, pero, sin duda, comienzan a ser una gran fuente de problemas.
Y justo eso es lo que se encuentra Martina cuando, animada por unos amigos, acepta que entre en su casa, en su salón y en su vida su primer ordenador. Chats, amigos, risas, noches interminables de diversión… Todo se vuelve idílico cuando una persona de ese nuevo mundo, a quien ni ha visto nunca ni conoce, llama su atención, y su sola presencia a través de la pantalla la atrae cada vez más.
Sin embargo, de pronto alguien la persigue y acosa, y empieza a tener miedo, sobre todo porque no tiene manera de averiguar si pertenece a la vida real o a la virtual.
