Llevaba ya tiempo queriendo leer a estas dos autoras y, cómo no, saber que esta historia es una versión futurista del mito del minotauro ha sido clave para lanzarme por fin. La furia y el laberinto es un libro ameno, y cargado de personajes que buscan esa pieza del puzle que a cada uno le falta.
Esta novela es la tercera en la saga de libros autoconclusivos de ciencia ficción Olympus en los que las autoras reinterpretan mitos griegos a cuatro manos. No he leído los dos previos libros, pero después de La furia y el laberinto, seguro que me animaré a leerlos. Las tres novelas que conforman, por el momento, la saga Olympus (editada por Nocturna Ediciones) son las siguientes: La flor y la muerte, El sol y la mentira y La furia y el laberinto.
Marte, 2635. Olympus debe hacer frente a la amenaza de un grupo rebelde que pretende desestabilizar su sistema. Para ello, la líder del imperio crea HÉROE, una aplicación colaborativa que ofrece una gran recompensa a quienes consigan cazar a los insurrectos y, sobre todo, a su cabecilla, Asha Amartya.
Tess necesita la recompensa: es su oportunidad de alzancar algo que siempre ha deseado y sacar a sus amigos de la pobreza.
Talía, en cambio, no busca el dinero: sólo quiere saber qué le pasó a su hermano hace años y encontrar a Asha podría darle tosas sus respuestas.
Pero lo que parecía sencillo para una profesional de la tecnología y un equipo de mercenarios va a de mostrar ser mucho más desafiante de lo que nadie había imaginado.
¿Quiénes son Teseo y Ariadna, personajes del mito del minotauro? Minos, rey cretense según la mitología griega, desposó a Pasífae, una de las hijas del dios del sol, Helios. Ariadna es una de las hijas de esta unión, quien tiene gran relevancia en el mito de el Minotauro. El Minotauro, un monstruo con cabeza, cola de toro y cuerpo de hombre, fue engendrado por Pasífae. A petición de Minos, Dédalo, el «mejor de los artesanos», construyó un gran laberinto cubierto para retener allí al monstruo. Es Teseo, hijo de Etra y Egeo, quien se atreve a adentrarse en este laberinto y logra matar a el Minotauro, con la ayuda de Ariadna. Enamorada del joven, Ariadna recurre a Dédalo para socorrer a su amado. Teseo promete casarse con ella al regresar a Atenas, pero la abandona poco después en la isla de Naxos…
En este caso, Ariadna es Talía y Teseo es Tess, pero hay que recordar que estas novelas reinterpretan los mitos antiguos, así que aunque haya guiños a los relatos originales, hay muchos elementos innovadores en esta historia. Tess es mitad phae, y vive con Dryas, su amigo y compañero de trabajo. Ambos son mercenarios y trabajan para Nys. Es Nys quien, tras descubrir que Zeus ha comenzado una cacería para atrapar a la líder de los rebeldes (Asha Amartya) e Hija de Hades, insta al dúo a intentar conseguir la recompensa. Entra también en juego Fedra, que es amiga de ambos «bandos», tanto de Talía al haberla conocido en la Akademeia como de Tess. Fedra, en la mitología griega, es hija de Minos y Pasífae y por tanto, hermana de Ariadna.
En Olympus hay trece Servicios y cada uno representa a uno de los antiguos dioses olímpicos. En este caso, quien dirige Zeus y por ende, a quien actualmente se conoce como Zeus, es una mujer. La alta sociedad en este caso serían considerados los Jefes, los propios líderes de los Servicios, los familiares y los Hijos e Hijas de los líderes de cada Servicio, quienes algún día ocuparán el lugar de sus progenitores. Talía Demir es una hefesto y no una hefesto cualquiera: es la Hija de Hefesto, y será la siguiente en liderar el Servicio. Y así será porque su hermano Adén murió y no se sabe nada de él, pero Talía cree que, si la rebelde más buscada y quien casualmente resultó ser la mejor amiga de su hermano está viva, puede que después de todo la verdad no sea la que le han contado. Talía, pues, se embarca en esta aventura y más concretamente en la nave Argos para buscar las respuestas que tanto anhela. La Hija de Hefesto es un mar de confusión y sobre todo, de presiones. Teme fallar a los demás constantemente, decepcionar a quienes tiene que demostrar, no dar la talla…
Tess, por el contrario, sueña con algo más mundano, si es que se le puede llamar así. Ella también busca respuestas en un laberinto que para ella hace tiempo que dejó de tener salida. Aunque la recompensa que ofrece Zeus es lo primordial para ella, Dryas y Nys, a Tess hay algo más que le ronda por la cabeza. Diría que el found family trope está presente en esta historia, pero cuando a uno le echan a patadas de su hogar natal, como le pasa a Tess, a veces es difícil darse cuenta de que el hogar está en otra parte.
Los narradores son tres: Talía (alias Ariadna), Aster (mejor amigo de Talía) y Tess. Pero no solo se les coge cariño a ellos. Dryas, el grandullón, burlón y protector amigo de Tess, es uno de los personajes que más me ha gustado. Por su bondad, lealtad y su personalidad.
Algo que me ha hecho especial ilusión han sido algunos de los guiños que han hecho las autoras, explícita o implícitamente, a la mitología griega y al mundo antiguo griego, y no solo con los personajes principales. Palabras como Dédalo (el que fuera el mejor de los artesanos y constructor del laberinto), Akademeia (supongo que viene de la Academia de Platón), Argos (de Los Argonautas), Eidola (imágenes sensoriales), Lamia (una criatura con origen en el mundo clásico)… Y también me ha parecido preciosa la lengua de las phae, y las dos palabras más importantes en esta historia: «sileashd», que se define como el dolor más grande que se puede llegar a sentir. Hay otra palabra con un significado igual de profundo que Tess comparte con Talía, pero para conocerla tendréis que leer la novela; no más mini-spoilers.
Me ha faltado algo de acción (si bien es cierto que a partir de la mitad todo va sobre ruedas) y quizás me esperaba más giros o por lo menos giros más inesperados, pero tanto la narrativa de Iria y Selene como la buena definición de los personajes me ha cautivado sin duda. He disfrutado de la lectura y volveré a sumergirme en los libros de estas autoras pronto.
