Revelada información sobre la secuela de El Piso Mil de Katharine McGee

En septiembre de 2016 se publicaba en España gracias a la editorial RBA, la novela El Piso Mil de Katharine McGee. La crítica la comparaba con la serie de televisión Gossip Girl, por el fascinante parecido de esta con la vida de los personajes. Aunque El Piso Mil tiene su propia personalidad, se trata de una novela juvenil, muy futurista y llena de tramas internas en las que se interrelacionan muchos personajes (con traiciones, mentiras, envidias, lujo, pobreza y mucha acción). Pero lo más importante es que El Piso Mil es la primera parte de una trilogía que está siendo escrita por Katharine McGee. A principios de semana se ha desvelado el titulo original que tendrá la segunda parte de la trilogía así como la fecha de publicación en Estados Unidos.

The Dazzling Heights será el título de la novela, algo así como «El deslumbramiento de las alturas» y será publicado en Estados Unidos en agosto de este año, de momento no se sabe título ni fecha de publicación en España. Pero hay una pequeño avance de la novela se trata de un extracto del prólogo de The Dazzling Heights.

Varias horas antes de que se encontrase el cuerpo de la chica.

Era tarde; tan tarde que hasta se podría decir que era temprano, es surrealista, encantador, la hora crepuscular entre el final de una fiesta y el despliegue de un nuevo día. La hora en que la realidad se vuelve oscura y confusa, cuando casi todo parece posible.

La niña flotaba boca abajo en el agua. Por encima de ella se extendía una ciudad imponente, salpicada de luz como luciérnagas; cada pinchazo una persona individual, una mota frágil de la vida. La luna miraba sobre todo, impasible, como el ojo de un dios antiguo.

Había algo engañoso pacíficamente de la escena. El agua fluía alrededor de la niña en una hoja oscura serena, haciendo parecer que estuviera simplemente descansando. Los mechones de su pelo le enmarcaban la cara en una nube suave. Los pliegues de su vestido se aferraban con determinación a sus piernas, como para protegerla del frío del amanecer. Pero la chica nunca sentiría frío otra vez.

Su brazo estaba extendida, como si estuviera llegando hacia alguien que amaba, o tal vez para protegerse de algún peligro tácito, o tal vez incluso en su pesar por algo que había hecho. La chica sin duda había cometido suficientes errores en su vida demasiado corta. Pero ella no podía saber que todos ellos se vendrían abajo en el transcurso de esa noche.

Después de todo, nadie va a una fiesta esperando morir.