La congestión del comercio lastrará la producción de libros en papel, que se verá afectada por la escasez del cartón
El desabastecimiento mundial de diferentes materias primas, que supondrá un parón tecnológico entre otros, también afectará a los libros físicos.
Plantearse si la lectura en físico tiene los días contados no es un disparate. Y no solo hablamos de cambios en los hábitos de los lectores y consumidores, en las nuevas tendencias y las proyecciones del mercado. Ahora se suma también un factor clave que puede devenir en mayores costes de impresión y por consiguiente, en mayores precios. Algo que sin duda los consumidores de libros no tardarán en percibir y que los volverá más reticentes a la hora de comprarlos. Y es que ya se está notando la escasez de materias primas en el sector editorial, que en España representa el 0,7% del PIB. Cabe recalcar que la migración de los libros físicos a los digitales puede darse, claro está. Pero es un salto que progresa de manera lenta, y actualmente la producción de libros físicos solo debe preocuparse de cara al futuro; en una encuesta realizada por Statista, el 21% de los entrevistados declaró leer en formato digital en su tiempo libre, aunque eso no supone que dejen de hacerlo en físico. Por su parte, el 34% contestó que solo lee en papel. Así que de momento no hay que alarmarse demasiado: la convivencia de los libros en físico y en digital está para quedarse.
Al incremento del comercio electrónico a raíz de la pandemia tenemos que sumarle el desabastecimiento global de materias primas, entre ellas el cartón, que no es más que la combinación de capas de papel, y que es asimismo material indispensable para fabricar un libro. Ante un posible desabastecimiento en Navidad, la demanda de materias primas ha aumentado considerablemente y ya se forman colas o los llamados cuellos de botella, saturando las cadenas de suministro y generando pánico.
Tampoco tenemos que olvidar el incremento de los costes energéticos, que implican una subida de costes para las imprentas y en consecuencia, un incremento que se verá reflejado en sus facturas y en el precio final de los libros. Esto también conlleva el retraso de las publicaciones previstas por las editoriales, y ya vamos conociendo casos como los de Hidra y Siren Books, que han hecho saber a través de sus redes sociales las nuevas fechas de lanzamiento de algunas de sus novedades. Otras editoriales han optado por redistribuir en vez de retrasar, reduciendo el número de títulos previstos para su lanzamiento.
De momento hay que ser precavidos, pero no sabemos cómo afectará este problema en el largo plazo. España es especialmente vulnerable porque depende de las importaciones de papel, pues en 2020 tuvo que importar 5,4 millones de toneladas. También es cierto que entre los países que exportan más papel a España no se encuentra China, la mayor productora de papel y de cartón mundial. Veremos cómo se comporta el mercado en los próximos meses y cómo responde la industria editorial.
Eso es todo lo que sabemos por ahora. Mientras tanto, lean. Y sigan leyendo (hasta que el cartón os separe de los libros).
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Esperemos que todo se resuelva y podamos seguir escogiendo!! La comodidad de los libros electrónicos no opaca todavía la emoción de un libro nuevo bajo el brazo.