Cuando empiezo un libro de literatura asiática siempre pienso que a ver qué me voy a encontrar esta vez. Suele gustarme la mayoría de las novelas que leo, pero he de reconocer que a veces resultan tediosas y mucha gente no las entiende. Leer literatura asiática no es fácil, su cultura es totalmente diferente a la nuestra y eso lo transmiten a la perfección en sus historias. Sin embargo, me voy a centrar en la literatura japonesa que es la que más conozco y la que nos atañe ahora. Generalmente, y como he comentado suelen gustarme, es verdad que a veces me quedo pensando y yo para qué me meto en este berenjenal, porque hay partes en que de verdad se puede volver muy lenta la historia. Entiendo perfectamente como mucha gente no acaba disfrutando y no comprendiendo la novela.
En Ella y su gato nos vamos a encontrar parte de esta idea y puntualizo parte porque tenemos a cuatro chicas protagonistas que viven y hacen unas determinadas acciones que nuestro ojo de Occidente no entiende y ni comparte. Acciones que de verdad te quedas pensando y te entra el mal humor. No me malinterpretéis, son cuestiones de su día a día que desde nuestro punto de vista se solucionan en seguida. Os animo a leer este libro para no entrar en detalles que puedan condicionar la lectura. Y os animo de verdad a ello porque he disfrutado muchísimo la lectura y a continuación os explico el porqué.
La historia nos habla de cuatro chicas, son cuatro cuentos que se entrelazan gracias a sus gatos. La forma en que los autores hilan la novela es brillante y muy limpia. No deja cabos sueltos. Todo es lineal, todo fluye como la cultura japonesa. La narración es muy bonita y esto es así porque por un lado hablan las chicas, nos cuentan su vida y sus problemas y, por otro lado, tenemos las historias de los gatos, con sus aventuras y desventuras. Las cuatro historias forman parte de un todo y cuando acabas la novela te quedas con muy buen sabor de boca.
Es que me puedo llegar a emocionar y hacer un estudio sociológico si hace falta de esta novela, pero voy a resumirlo todo en esta reseña porque de verdad se podría hablar largo y tendido de esta novela, y eso que sólo tiene 218 páginas.
Por un lado, tenemos a los humanos, incapaces de mostrar sus sentimientos, de decir las cosas claras a otros humanos. Estos nunca van a actuar conforme a lo que piensan. Se ponen ellos mismos las trabas, nunca se dirán un te quiero, por ejemplo. Pero así es Japón. Y así lo transmiten a la perfección los autores. Por otro lado, tenemos al mundo animal, los gatos y al perro John que se expresan abiertamente en todos los sentidos. Los autores aquí se han quedado a gusto mostrando los sentimientos de los animales. Es por eso por lo que digo que esta novela es emocionante y me podría tirar horas y horas hablando porque te muestra a unos personajes cohibidos y a otros que se expresan abiertamente. Este libro da para un análisis completo capítulo por capítulo si hiciera falta. La sensación al leerlo es que es muy bonito, que sabe transmitirte su propósito y sobre todo la forma en que está escrito. Aunque el ritmo no es excesivamente lento, se lee muy rápido, es un libro para saborear y leerlo relajado porque lo devoras literalmente.
En resumen, es una historia muy bonita, cálida con una escritura brillante y muy emocionante que sabe trasmitir su propósito. Y aunque se lee muy rápido es importante leerlo detenidamente para disfrutarlo.
